Te firmu00e9 mis veinte au00f1os, te ayudu00e9 a subir peldau00f1os y entre copa y copa
me hice necesaria. Y al negarme a ser amable me ignoraste y su00f3lo fuu00ed tu secretaria.
Hemos compartido juntos tus fracasos y tus triunfos y hasta creo haber tejido
yo tus canas. Pero allu00e1 a las siete en punto tu00fa te ibas con los tuyos, yo a mi casa.
Fuu00ed tambiu00e9n la celestina de tus citas clandestinas y aprendu00ed a estar bien callada
luego un guiu00f1o de malicia, una caricia de cumplido y un gentil hasta mau00f1ana.
Era yo quien escogu00eda las flores que cada du00eda enviabas a tus ju00f3venes amadas
era yo quien te firmaba las tarjetas, hasta en eso secretaria. Secretaria, secretaria
la que escucha, escribe y calla, la que hizo de un despacho tu morada. Casi esposa
buen soldado, enfermera y un poquito enamorada.